Hace un par de semanas viene presentándose una serie de discusiones en torno a la sobrepoblación de palomas que presenta la capital, al parecer a la "Bogotá Mejor para Todos" no le basta con excluir a varios sectores sociales, ahora también los animales son marginados en esta administración. Para mencionar un par de ejemplos pensar la reactivación de prácticas como la tauromaquia por acción de la Corte Constitucional o el descontento con las palomas.
Recuerdo que desde niña las palomas han caracterizado lugares, como la plaza de Bolívar, siendo uno de los puntos más habituados por los capitalinos. O al menos mi papá me llevaba a que jugara con ellas y conversando con mi abuelo hacía lo mismo con mis tíos.
Entonces ¿cuál es el problema con las palomas si están hace tanto tiempo? Uno de los argumentos principales es la posibilidad de transmitir enfermedades, por ello pregunte si estos animales generan enfermedades propias, y a todas las personas que consulté me dijeron que no. Implica que la preocupación es por la difusión de las enfermedades humanas ya existentes, donde el problema no es con las palomas sino con la salud pública, por el carácter curativo y no preventivo. Buena Peñalosa, un avance más de la Bogotá para todos (sarcasmo).
Otro de los argumentos que respalda la necesidad de acabar las palomas era el detrimento del patrimonio histórico, que debe resaltarse, es frecuentado por los turistas, pues bien si lo que disgusta es el excremento entonces porque no contratar mayor personal para el aseo en lugar de contratar policías de civil para TransMilenio (a propósito a la fecha no he visto a un solo policía pagar el pasaje, vaya ejemplo el de la autoridad, tal vez allí se encuentre el supuesto déficit, pero bueno eso da para otro artículo).
Volviendo al tema, no puedo quedarme en la criticadera, pero tampoco me siento recogida en esa política de la administración. Evidentemente no puede ser una solución darla de comida a los habitantes de calle como manifestó el concejal Pedro Santisteban del Centro Democrático, mucho menos darle anticonceptivos a las palomas en el maíz sin pensar el daño hormonal que puede generar en el metabolismo de palomas (hembras y machos).
Bueno, intentando transportarme en la ciudad a las 7am (cosa nada fácil) pensé en esas propuestas tan descabelladas de nuestra farándula politiquera, y proyecte una un poco más sensible. Entendiendo que las palomas hacen parte del paisaje capitalino porque no construir un espacio para ellas donde se puedan cuidar tales animales, pensando por ejemplo en el mariposario de Medellín.
Pero bueno recordé las palabras del sabio Alcalde cuando nos compara siempre con otros países, y llegaron a mi mente esas bellas palabras: "las palomas son como ratas voladoras", entonces me imaginé aquel templo en la India para ratas que es un atractivo turístico. Sin embargo, pensar tal espacio sería conflictivo porque puede que tarde tanto que primero se cree algo parecido a un cartel de contrataciones.