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Del madrazo a la participación política.


Fuente: La FM Radio.

Como la mayoría, en la postrimería de cada año nos asalta todo tipo de reflexiones: las dietas no hechas, los besos no dados, las materias pendientes, las deudas por pagar, las embarradas y en el caso de los políticos las sumas y restas electorales; he leído atentamente los balances, las críticas y autocriticas, los análisis sobre elecciones, pero poco o nada he leído sobre lo que significo ser candidato, mucho más en medio de semejante derrota, por ello me he animado a escribir sobre esa experiencia con la intención de transmitir algo de lo que aún está vedado , la participación política y “la democracia”.


En 2015 fui candidato a una Junta Administradora Local, la mayoría no sabe que es o para que sirve, claro porque en este país nos venden realities a cambio de educación, pero bueno para hacerlo corto debo decir que una JAL es un pequeño grupo de ciudadanos elegidos por voto popular para controlar lo que se ejecuta y planea en cada localidad, para muchos un pequeño podercillo, para los más hábiles un tesoro por conquistar, pero para mí una prueba, un escalón en una larga escalera que deseamos trepar, digo deseamos refiriéndome al grupo político al cual pertenezco, la Marcha Patriótica, una agrupación de gente un poco extraña, pensaran algunos, pero para mí la organización con la cual tengo un propósito común, cambiar este país, sí románticos y soñadores. ¿Pero porque ser candidato?, ¿porque meterse en esa vaina de picaros y ladrones? A todos respondí haciendo uso en unos casos más que en otros de elaborados argumentos, pero en el fondo porque al igual que la mayoría estoy mamado, mamado de tanta corrupción, mamado de tanta injusticia, de tanta pobreza, de tanta opulencia, pero sobre todo mamado de esperar, estoy mamado de escuchar en cada tienda, en cada esquina, en cada fiesta, cómo todos arreglan el país pero ninguno es capaz de atreverse, mamado de seguir gobernado por las mismas familias, mamado de una sociedad de castas en la que se reina la ley del embudo, por eso me lance al ruedo, porque creo como cree mi organización este país puede y se merece ser mejor, que la política tiene que estar al servicio de la gente y debe ser accesible a la gente.


Eso es muy difícil de cambiar dice la gente y tiene razón, cambiar el sistema político no es nada sencillo, ¿entonces cómo llegar a ser candidato?, en un país bipartidista y con una cultura política tan limitada hasta los avales cuestan, para los partidos de derecha es todo un mercado, una transacción o cuestión de apellidos, para nosotros, al menos en el papel, debe ser un proceso, casi un reconocimiento al trabajo personal o colectivo, pero claro no siempre es así, que la tendencia política, que el padrino político, que la historia, que la experiencia electoral, en fin, termina siendo también una carrera de obstáculos y codazos, yo lo logré y lo que encontré fue la necesidad de abrir espacio, de que la gente tenga posibilidades de postularse y competir, me di cuenta de la necesidad de abrir la puerta y que mucha más gente pueda participar, esa es una tarea pendiente en la que tenemos que insistir, este sistema electoral es de lejos susceptible de mejorar, que la gente sienta que participar en política es posible y que su papel es importante para que algo pueda cambiar; es así como fui candidato, con más ganas que certezas para llegar a eso que llamamos “nuevas formas de hacer política”.


Y empezamos pues, entre codazos y partos, a veces dolorosos, viene la campaña y para ello la plata, todo es plata como diría mi mamá, pero en este caso fue para mí la explicación más concreta de porqué ricos y poderosos terminan haciéndose con el poder, campañas exorbitantes, vallas publicitarias, carteles, perifoneo y el popular TLC (tamal, lechona y cerveza), todo un sistema de compra y re compra de votos, vaya obstáculo a vencer. Maquinarias enteras en un país con poca cultura política son la base del sistema electoral corrupto, y nosotros ahí, con muchas ideas pero sin plata, con algunas herramientas: la unidad, los argumentos y una campaña atractiva que a continuación me permitiré explorar; en la primera nos rajamos, la mayoría de los análisis han explicado porqué; seguimos parcelados y dispersos, menos que ayer diría yo, pero aún dispersos, tal vez en esas nuevas formas de hacer política debemos incluir la unidad, o tal vez como leí en los últimos días de Boaventura de Souza, saber pactar, pues bueno en esa ruta vamos y tendremos que aprender; en segundo lugar los argumentos, y de eso sí que nos sobra el problema es saberlos comunicar, hemos sido tan acostumbrados a que la política es para otros que poco sabemos de comunicar.


Fui candidato y lo intente, creo que no tan mal pero aún con mucho que aprender, y es que en Colombia nos ha impuesto el bipartidismo una forma de actuar, de ser político, ese estilo de caudillo y gamonal de pueblo, pues bien creo que en eso también nos equivocamos, si imitamos sus candidatos solo seremos una pálida caricatura, aquí los candidatos debemos comunicar los argumentos y tendremos que encontrar un estilo propio, el estilo de la gente común, del ciudadano que quiere más soluciones que discurso; en tercer lugar la campaña, pese a esfuerzos locales y personales, la derrota de la izquierda también tiene una explicación en la pésima campaña realizada, cargamos un viejo lastre de creer que los argumentos son suficientes para convencer, una izquierda convencida de la victoria a través de la defensa de lo que fue o de lo que hizo, pero la gente no vota por lo que ya tiene (lo cual está muy bien), la gente vota por lo que puede obtener y en eso se falló, perdimos la alcaldía al no ser capaces de mostrar la ciudad que esperamos construir, nos ganaron con los videos tipo apartamento con múltiples jardines, vista a los cerros, sin trancones y con seguridad, un engaño eso lo sabemos, pero nuestra campaña no fue capaz de mostrar futuro y transmitir esa ciudad que podemos construir; pero también perdimos la alcaldía debido a ese oscuro pasado de “líderes de izquierda” como Lucho, Samuel y otros que no vale la pena mencionar, perdimos la alcaldía porque lo mínimo que espera la gente de alguien de izquierda es que no sea ladrón, la gente espera de nosotros que podamos estar de su lado y sepamos de humildad, y de eso tenemos que aprender, tenemos que sacudirnos de esos caudillos y construir nuevos liderazgos, tenemos que limpiar nuestro buen nombre y demostrar que la izquierda, la verdadera izquierda no viene a robar.


Fui candidato en el 2015 y me quemé, como se dice en el argot electoral, pero yo lo que vi es que se quemó un modelo de izquierda electoral, y lo que vi fue una nueva generación entusiasta y preparada que esta sanando de la cicatriz, y me refiero a una nueva generación no en términos etarios exclusivamente, sino a una nueva izquierda que por años se ha gestado y está por parir.


Así fue que Recuperaron Bogotá las castas privatizadoras, las familias y los grandes contratistas, viene ahora la oposición, pero una oposición creativa y con propuesta de ciudad, vienen de nuevo los paros y las marchas, viene la participación popular, lo que viene es la PAZ y para ello la justicia social, yo fui candidato y lo que vi fue a esa ciudadanía que salió a defender su ciudad cuando el procurador nos intentó tumbar, yo fui candidato y lo que se quemó fue el pasado porque el futuro está por conquistar.


“La historia es nuestra y la hacen los pueblos” S. Allende.


* Andrés Camacho es Máster en Energías Renovables, Ingeniero y Licenciado en Física. Fue Secretario General de la Federación de Estudiantes Universitarios -FEU- y es vocero de la Marcha Patriótica Bogotá.

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